jueves, 14 de julio de 2016





Historia de Puno




 Antes de la llegada de los españoles, la ciudad de Puno, era una aldea, tenía como escenario la Bahía del Lago Titikaka, formaba una población marginal localizada entre los linderos de los territorios de los Kollas (Quechuas) al norte y los Lupacas (Aymaras) al sur.
A fines del Siglo XVI el sur de Puno, estuvo bajo el gobierno de los Lupacas cuyo desarrollo alcanzó grandes avances en la agricultura, ganadería, organización social y cultura. Por otro lado, la parte norte a partir de lo que hoy es Juliaca, se encontraba en poder de los Kollas, cuyo dominio se proyectaba desde los linderos del actual Puno, hasta las riberas del Rió Ramis en el lado sur – oriental del Lago Titikaka.

Reportaje San Luis de Alba (Antiguo Puno)

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RESEÑA HISTORICA DE PUNO

En la actual ciudad de Puno, existen prospecciones arqueológicas como Huajsapata, Punanave, Pirhuapirhuani, Azoguini, Pataspata, Esteves, Chullun-quiani, Espinar, demuestra una ocupacion temprana a la ocupacion Tiwanacu.
Orinen del Imperio de los Incas

El origen del Imperio de los Incas, está envuelto de leyendas y relatos mitológicos que hacen imposible determinar con exactitud la veracidad de los hechos, período de oscuridad histórica que se extiende hasta los primeros Incas, por lo que resulta muy difícil establecer en que momento quedo la región de Puno incorporada efectivamente al Imperio y cuales fueron los Incas que incursionaron en la región para someterla.

Se cree que cuando se inició la expansión del Tahuantinsuyo las tribus del Altiplano habían formado pequeños reinos que mantenían enconadas luchas entre sí, demostrando un espíritu bravío que se mantuvo aún después de haber sido sometidos al gobierno del Imperio. 
Según Inca Garcilazo de la Vega, fue Mayta Capac el primero en intentar la conquista de la región tratando de someter a los Collas, con los que llego a un acuerdo amistoso ante las dificultades de doblegarlos militarmente. 
Se afirma también que el primero en extender hasta allá el dominio imperial fue Lloque Yupanqui, al que se le atribuyó la construcción de la fortaleza de Pucará y que Mayta Cápac continuó su campaña llegando hasta el Tiahuanaco. 
Al dividirse el Imperio en cuatro suyos, el Altiplano formo el Collasuyo, región que mantuvo en constante atención a los Incas por el carácter rebelde y levantisco de sus habitantes. 
Los Incas vieron siempre la conveniencia de mantener allí la eficacia de la administración imperial, por la gran riqueza minera de la región y sus criaderos de llamas y otros auquénidos de donde procedía la mayor producción de la lana para las necesidades del vestido. 
Según algunos relatos de la época hubo un anciano descendiente de Curacas Huancas que decidió proclamarse monarca con el nombre de Huancané, para vengar la muerte de Atahualpa, pero murió sin ver realizados sus propósitos. 
En el Cusco se enteraron los conquistadores de la riqueza minera de Puno y de los muchos bienes que poseían los curacas de esa provincia, cuyos pueblos conocieron pronto la codicia de los invasores y sufrieron los estragos de la implacable búsqueda de tesoros. 
Francisco Pizarro y un numeroso grupo de soldados pasaron al otro lado del lago y llegaron hasta la región de los Charcas, de donde regresaron entusiasmados por el botín que recogieron. 
En 1546, la actual ciudad de Puno, era una aldea. Entre 1578 y 1583 fue un reparto del Corregimiento de Paukarkolla. 
En las luchas que siguieron a los años iniciales de la ocupación del territorio por los españoles, las huestes de capitanes leales y rebeldes cruzaron muchas veces los campos de Puno. 
Hasta allí llevaron sus correrías Francisco de Carbajal y otros capitanes de la conquista en Huarina, cerca del lago Titicaca, fue vencido Centeno por Gonzalo Pizarro en último esfuerzo por recuperar el terreno perdido ante el ímpetu de la Gasca 
Los historiadores y Comentaristas del pasado Puneño han cambiado la aseveración de que la capital de este Departamento fue fundada por el Virrey Conde de Lemus cuando fue a sofocar los disturbios de Laykakota. 
Las famosas minas de Laykakota fueron descubiertas y explotadas en 1657 por los hermanos Gaspar y José Salcedo, que en poco tiempo se convirtieron en los hombres más adinerados. Se llegó a decir que la riqueza de Laykakota no era igualada en América por la cantidad de plata que se podía extraer finalmente de los mencionados yacimientos. 
Aunque se les tenía por hombres generosos y desprendidos, la actitud autoritaria, su ambición por ganar posiciones sociales y políticas; y su menosprecio por personas que se consideraban importantes, originó malestar y descontento contra ellos. 
Según afirman algunos, los hermanos Salcedo fundaron la ciudad de Puno a la usanza española, con el nombre de San Juan Bautista, cuando descubrieron las minas de Laykakota en mayo de 1657. 
No existe acta, ni documento que compruebe la fundación de Puno, pero es evidente, según han señalado varios autores, que al lado de las minas de Laykakota se formó otra población que adquirió gran importancia, llamada San Luis de Alba, que llegó según algunos a tener 
hasta 10 000 habitantes y que fue designada capital de la provincia de Paucarcolla que así se llamaba entonces Puno. 
El descontento de algunos sectores de esta población contra los hermanos Salcedo originó el recrudecimiento de una tradicional rivalidad entre andaluces y vascongados, momentáneamente aplacada cuando los españoles se vieron obligados a unirse para defenderse de la rebelión indígena iniciada en la Paz en 1661; en el curso de la cual los rebeldes asaltaron y saquearon Laykakota, San Juan Bautista y otras poblaciones. 
Pero restablecida la autoridad de los españoles se acentuó la división entre ellos, generándose los graves disturbios que se iniciaron en 1665, siendo Virrey el Conde de Santisteban, quien designó Gobernador al Conde Angel de Peredo, que perdió la vida en los sangrientos sucesos, así como otras personas de la localidad, entre ellas un jesuita, lo que contribuyó a aumentar entre los grupos rivales. 
Este fue uno de los graves asuntos que encontró el Conde de Lemus al hacerse cargo del Virreinato por lo que decidió viajar a Puno. Drásticamente puso fin al caos, mandando a ejecutar a José Salcedo y otros protagonistas de los sucesos. 
El Virrey mandó destruir la ciudad de Laykakota o sea San Luis de Alva y ordenó que la capital se trasladara a San Juan Bautista de Puno, dándole el nombre de Villa, con los nombres de Concepción y San Carlos de Puno. Este hecho originó la creencia de que el Conde de Lemus había fundado la ciudad. 
Se afirma que cuando el Virrey llegó a Puno, ya existía una población con sus calles, la Capilla San Juan Bautista para indígenas, la Concepción para españoles y mestizos, sobre la que después se edificó la Catedral. En la actualidad existe la casa en que se alojó el Virrey, conocida como la casa de Conde de Lemus. 
Como se observa por los párrafos antes relatados, sobre la fundación de Puno, existe controversias históricas y seguirá en debate tal hecho histórico en tanto no se encuentre el acta o documento de fundación. 
Según la tradición señala como fecha de fundación el 4 de Noviembre de 1668. Por bando del 3 de Noviembre del citado año, Puno fue elevado a rango de Villa con el nombre de San Carlos Borromeo de Puno, en Homenaje al Rey Carlos II y a San Carlos Borromeo. El 4 de Noviembre de 1668, se oficializa el hecho con una misa solemne celebrada en la Capilla de la Inmaculada Concepción. Es asi que dicha aldea sufre una modificacion considerable a consecuencia del traslado de la poblacion de Laykakota por efecto de enfrentamiento entre mineros españoles.
Al crearse el Virreinato de la Plata por Cédula Real del 1º de Agosto de 1776, se incorporó a él la Audiencia de Charcas, dentro de la que estaba incluido Puno. Pero en 1776 Puno, convertido en Intendencia, fue reincorporado al Perú en atención a las dificultades que había en las comunicaciones con Río de la Plata. 
La Villa de San Carlos de Puno se desarrollo rápidamente y pronto sus pobladores, que habían combatido la rebelión de don José Gabriel Condorcanqui, solicitaron mercedes y privilegios para su ciudad. La corona le concedió el título de Fiel ciudad de San Carlos de Puno, en tiempos del Virrey don Agustín de Jáuregui. 
En los años de la Independencia , una ola de inquietud conmovió el departamento, que fue punto obligado de contacto entre los rebeldes patriotas del Perú y los del Río de la Plata , y una y otra vez las huestes libertadoras cruzaron su territorio. 
Entre los notables sucesos de los primeros años de la República , se recuerda la visita de Simón Bolívar en 1825, cuando José Domingo Choquehuanca, pronunció en Pucará la más grande loa que se ha hecho al libertador: "Con los años crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina" 
En 1827, José de Santa Cruz estaba en vías de convertirse en presidente de Bolivia y abrigaba la idea de fusionar su país con el nuestro. Para servir a este propósito, fundo en Puno una logia masónica en la que pretendía reunir a los hombres de ambos países que secundaran sus planes. 
En los años iniciales de la República , Puno se convierte en campo de acción de las rencillas de políticos peruanos y bolivianos que durante años mantuvieron la región en estado de intranquilidad, sucesos que culminaron con la batalla de Ingavi, en la cual los bolivianos invadieron el sur del Perú. 
Puno sufrió verdaderos destrozos en sus poblaciones que quedaron indefensas ante los desmanes de los bolivianos, que se extendieron hasta Tacna y Moquegua. Esta situación terminó con el tratado de Puno, suscrito el 7 de Junio de 1842, aceptando los bolivianos retirarse del territorio nacional. 
La historia recuerda dos brotes separatistas surgidas en Puno. El primero fue la propuesta de Francis Carrascón y Solá a la Corona de España para formar un nuevo Virreinato con Puno como capital, teniendo en consideración la importancia que por sus riquezas mineras había adquirido el Altiplano. 
Más tarde, él en la República , el Prefecto Benito Lazo Trató de organizar una reunión en Lampa con los prefectos del Cusco y Arequipa como un intento para constituir un nuevo estado con los departamentos del sur, pero no le prestaron acogida. 
La navegación en el lago Titicaca, hecha en botes de totora desde hace muchos siglos, vio las primeras embarcaciones a vapor en 1871, cuando se armaron allí los vapores Yavarí y Yapurá, transportados a lomo de bestia desde Arica. Los españoles habían llevado los primeros bajeles de madera en 1617. Desde hace poco los lugareños comenzaron a utilizar embarcaciones con motores dentro y fuera de borda.


Historia de Puno: Cultura Tiahuanaco, Collas y Aimaras, San Carlos de Puno



Cuenta la leyenda que de las aguas del Titicaca emergieron Manco Cápac y Mama Ocllo, míticos fundadores del imperio de los incas. Lo cierto es que en la región de Puno se desarrolló una de las culturas pre-incas más importantes, la Tiahuanaco, máxima expresión del antiguo pueblo Aymara.
Entre los años 800 y 1200 d.C. el altiplano, compartido hoy por Perú y Bolivia, fue testigo del desarrollo de la cultura Tiahuanaco. Una civilización cuya influencia, especialmente en el ámbito religioso, se dejo sentir en casi todo el territorio peruano. Con destreza desarrollaron la arquitectura, la litoescultura, la cerámica y la textilería, dejando en todas sus piezas, una iconografía religiosa que aún no comprendemos a cabalidad. Al decaer el poder Tiahuanaco, diversas culturales locales surgieron en sus antiguos dominios. Los Collas y Aymaras destacaron sobre los demás reinos.
Los Incas, en el siglo XV, entraron en la meseta del Collao conquistando violentamente a los grupos collas que habitaban tanto la parte alta como las tierras bajas. Otros pueblos como los lupacas, pacajes yazángaros optaron más bien por aliarse a los Incas y establecieron vínculos de reciprocidad con los gobernantes cusqueños.
Los conquistadores españoles establecidos en Cusco tuvieron noticias de las riquezas que guardaba la región del Collao. Empezó así, la presencia hispana en el Altiplano.
A mediados del siglo XVII, el control de las minas de Laycacota ocasionó terribles disputas. El propio virrey Conde de Lemos viajó hasta la zona para pacificarla y fundó entonces la actual ciudad de Puno con el nombre de San Carlos de Puno el 4 de noviembre de 1668. Más tarde, durante el siglo XVIII, la población indígena de la región apoyó la rebelión de Túpac Amaru y la de Túpac Catari, y exigió poner fin a los abusos cometidos por las malas autoridades.
En el siglo XX los campesinos puneños se levantaron nuevamente, esta vez con Teodomiro Gutiérrez Cuevas Rumi Maqui
Huancané, Lampa, Melgar,Moho, San Antonio de Putina, San Román,Sandia, Yunguyo.
CLIMA
La ciudad de Puno es de clima frío y semiseco. La temporada de lluvias se inicia en octubre y concluye en abril. La temperatura media anual máxima es 14,4°C (57,9ºF) y la mínima 2,6°C (36,7ºF).

GASTRONOMÍA

Los platos típicos del Departamento de Puno son el chairo, sopa hecha de carne de cordero; fricasé, hecho a base de carne de cerdo y mote (maíz grande hervido) el cual se recomienda comerse cuando está muy caliente; thimpo, plato hecho de cordero o pescado carachi (de la especie orestia spp), y el muy nutritivo pesque, con quinua, queso y huevos.

FOLKLORE


Aunque se sabe que Puno posee más 350 danzas registradas, sus expresiones musicales se distribuyen en varios tipos, aquí te daremos toda una breve lista de las danzas más conocidas del departamento de Puno. Podemos definir a las danzas nativas o autóctonas donde destacan los chacareros; Llameritos o la danza de los criadores de llamas, quienes danzan simulando el paso de estos auquénidos andinos; Carnaval de Capullani; Pinquilladas; Sicuris, una danza ceremonial de origen de la época incaica muy bailada por los aymaras; Vicuñitas, Unu Cajas, Mallku Condoriri, conocido como la danza del cóndor sentado, entre muchas otras.



Tenemos también la danza de Trajes de luces, muy bellas y coloridas por cierto; donde destacan las morenadas o danza de los morenos que tiene cientos de años en vigencia y sigue siendo uno de los más populares y vistosos; y las famosas las diabladas, el mismo nombre lo dice es una danza que interpreta al ser maléfico andino, el diablo. Se trata de una danza religiosa, preciosa, donde se recrea un espectáculo coreográfico, considerado un ballet del pueblo por la cantidad de intérpretes, la vestimenta vistosa y la perfección en sus coreografías.
Por si no lo sabías, Puno, además de sus bailes típicos tiene mucho por ofrecer para que disfrutéis de unos viajes plenos y satisfactorios. Por ejemplo, podemos visitar al mayor lago navegable del mundo, el Titicaca, visitar ruinas de la cultura Tiahuanaco que se posó en la zona hace miles de años, recorrer los variados parajes altiplánicos o asistir a la más famosa fiesta popular de todas, que hoy en día es reconocida como patrimonio cultural del Perú, la Virgen de la Candelaria, que se celebra en el mes de febrero.

PUNO PATRIMONIO CULTURAL E INMATERIAL DE LA HUMANIDAD






jueves, 7 de julio de 2016

HISTORIA DE PUNO

 Antes de la llegada de los españoles, la ciudad de Puno, era una aldea, tenía como escenario la Bahía del Lago Titikaka, formaba una población marginal localizada entre los linderos de los territorios de los Kollas (Quechuas) al norte y los Lupacas (Aymaras) al sur.
A fines del Siglo XVI el sur de Puno, estuvo bajo el gobierno de los Lupacas cuyo desarrollo alcanzó grandes avances en la agricultura, ganadería, organización social y cultura. Por otro lado, la parte norte a partir de lo que hoy es Juliaca, se encontraba en poder de los Kollas, cuyo dominio se proyectaba desde los linderos del actual Puno, hasta las riberas del Rió Ramis en el lado sur – oriental del Lago Titikaka.
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La ciudad de Puno era un modesto poblado de indios hasta que el Virrey Conde de Lemos la convirtió en capital de la provincia de Paucarcolla, el 4 de noviembre de 1668. Paralelamente cambió su antiguo nombre de San Juan Bautista de Puno por el de San Carlos de Puno.
El periodo de paz había terminado en 1781 cuando las revoluciones indias lucharon por su independencia como el dirigido por Tupac Katari. En la guerra de la independencia al principio del siglo XIX Puno se convirtió en una ciudad importante de conexión entre el Perú y Rió de La Plata en Argentina.
Después de la independencia en 1821 Puno fue la escena de la batalla entre Perú y Bolivia, ocupando estos últimos los territorios peruanos hasta Tacna y Moquegua, hasta la firma de la convención de 1847.
El puerto de Puno cuenta con vapores que datan de inicios de la república, los que fueron transportados desde Arica (Chile) hasta el Lago Titikaka para el transporte del minerales y pasajeros desde Bolivia, los mismos que se conservan el día de hoy, así mismo se construyó un ferrocarril que interconecta los departamentos de Cuzco y Arequipa que igualmente siguen en servicio.
·        A segunda mitad del siglo XVII (1657) el Virrey Conde de Lemos (Pedro Fernández de Castro) traslada el puerto de San Luís de Alba, hacia lo que hoy es Puno y funda la villa de las Inmaculada Concepción y San Carlos de Puno el 9 de noviembre de 1663 y el 4 de noviembre de ese año, lo declara capital de la provincia de Paucarcolla (fecha que se celebra cada año). Luego de haber sofocado un enfrentamiento entre españoles por las famosas minas de Laykacota, las mismas que fueron enterradas y ejecutados los hermanos José y Gaspar Salcedo.

La provincia de Puno fue creada por un decreto del 2 de mayo de 1854 y es capital del departamento hoy Región Puno.

SAN LUIS DE ALVA

En la ciudad de Puno, en el sur oeste, hay una gran infraestructura de la colonización: su nombre es San Luis de Alva. Algunos historiadores han llegado a la conclusión que fue una instalación minera para la extracción de plata.
EL PUEBLO DE SAN LUIS DE ALVA Asociado al auge minero se formó el pueblo minero de San Luis de Alva. En menos de una década, de simple campamento minero se convirtió en capital del corregimiento de Paucarcolla. Este pueblo ostentó tal privilegio once años, hasta el develamiento de la rebelión de Laykakota, que trajo consigo su destrucción y el traslado de su población. En 1770 Cosme Bueno decía: “sirvió de Capital, desde el año de 1657, el asiento de este mineral con el nombre de San Luis de Alva, hasta el año de 1668”. El pueblo de San Luis de Alva en su máximo esplendor, contó con una población superior a los 10 000 habitantes.
HISTORIA
Gran ciudadela española, se estima que fue un tipo de centro minero hispánico creado por orden de Gaspar y José de Salcedo, los famosos Hermanos Salcedo fundadores de Puno, que en ese momento era llamado San Luis De Alva, de donde se extraía plata.

Las minas de Laykakota fueron descubiertas el 1 de mayo de 1657 por José de Salcedo, bajo una laguna ubicada entre los cerros Cancharani y Cerro Negro. Se dice que fueron reveladas por Malika (hija del cacique de Laykakota y descendiente de Cusi Coyllur) a su esposo José de Salcedo. Rápidamente los Hermanos Salcedo trabajaron la veta con tanto ímpetu y tal suerte que descubrieron que era riquísima, convirtiéndose en los hombres más adinerados del virreinato.

Batalla de Laykakota
El 28 de octubre de 1661, tuvo lugar una batalla entre mestizos sublevados de La Paz y españoles fieles a la corona. Los sublevados asesinaron al corregidor de aquella ciudad, así como al corregidor de Carabaya, Don Juan de Ortega e hiriendo de gravedad al alcalde paceño Don Antonio Vaca Dávila saqueando sus casas, soltando de la cárcel a presos y destruyendo haciendas de particulares, siendo cabecilla Juan de Vega. Se encaminaron a Laykakota y San Antonio de Esquilache. Muchos mestizos de los confines del Cusco a Potosí se les unieron y otros amenazaron seguir el ejemplo.

El capitán de Laykakota, Pedro de Arquinigo junto al asistente general Francisco de Guzmán y Toledo, gobernador de Chucuito, lograron, al mando de la gente de Laykakota, oponerse con más de cien hombres españoles, a los alzados. Gaspar de Salcedo pagó el sustento y las armas de los asediados e incluso a su costa, hizo piezas de artillería, a imitación de las que se hacían en Chile. Los rebeldes saquearon Chucuito, después de matar al cacique gobernador de ese lugar; y llegaron a quemar las moliendas de plata de Huarumpampa y el trapiche que Gaspar de Salcedo tenía a media legua de Laykakota.

Luego de la batalla de Laykakota y vencedores los Hermanos Salcedo, a Gaspar de Salcedo se le concedió el título de Maestre de Campo y el virrey Diego de Benavides y de la Cueva, conde de Santisteban, le dio las gracias por sus servicios.

Destrucción de la ciudad
Los hermanos Salcedo fueron partícipes de los disturbios de Laykakota, originada por las diferencias entre andaluces y vascos, los dos grupos más importantes que habitaron la ciudadela.

El 3 de agosto de 1668, llega a San Luis de Alva Pedro Antonio Fernández de Castro cuyo recibimiento, fue (según las historias) apoteósico, las calles de la ciudad fueron cubiertas con barras de plata, se levantaron arcos ornamentales con flores y adornos de plata. Los disturbios fueron finalmente sofocados por el virrey Pedro Antonio Fernández de Castro, Conde de Lemos sin disparar una sola bala. El 12 de octubre de 1668 los Hermanos Salcedo fueron sentenciados, sus bienes embargados y dictada la destrucción de la ciudad. Más de tres mil hogares fueron incendiados, el terreno de la ciudad fue asolado echándole sal, más de cien personas fueron ejecutadas y más de dos mil fugaron.

La historia cuenta que la doncella aimara Malika, esposa de José de Salcedo, mandó anegar las minas en venganza al trágico final de su esposo y que, cuando el mismo conde quiso reabrir las minas bajo propiedad del rey, con la esperanzas de sus futuras riquezas vio que las minas estaban totalmente inundadas e impedía toda labor fructífera. Aunque la opinión de Don Antonio de Ulloa, atribuye esta anegación a la constitución misma del terreno, agravada por las frecuentes y bruscas paralizaciones que las labores sufrieron durante toda esta época.

Una vez concluidos los asuntos del virrey en esta parte del Alto Perú, partió rumbo a Copacabana.

Conclusiones
San Luis de Alva fue construida con el deseo de lograr una metrópolis, pero al final el intento fue sofocado por el virrey, quien luego de destruir la ciudad desplazó a los habitantes al pueblo de Puno, dándole el título de villa y agregándole el nombre de San Carlos de Puno, en homenaje al rey Carlos II de España el 4 de noviembre de 1668.

Hoy en día, sólo quedan las ruinas del Fuerte de San Luis de Alva, construida por José de Salcedo como defensa de la ciudad ante posibles asedios.