Antes de la llegada de los españoles, la ciudad de Puno, era una aldea, tenía como escenario la Bahía del Lago Titikaka, formaba una población marginal localizada entre los linderos de los territorios de los Kollas (Quechuas) al norte y los Lupacas (Aymaras) al sur.
A fines del Siglo XVI el sur de Puno, estuvo bajo el gobierno de los Lupacas cuyo desarrollo alcanzó grandes avances en la agricultura, ganadería, organización social y cultura. Por otro lado, la parte norte a partir de lo que hoy es Juliaca, se encontraba en poder de los Kollas, cuyo dominio se proyectaba desde los linderos del actual Puno, hasta las riberas del Rió Ramis en el lado sur – oriental del Lago Titikaka.
En la actual ciudad de Puno, existen
prospecciones arqueológicas como Huajsapata, Punanave, Pirhuapirhuani,
Azoguini, Pataspata, Esteves, Chullun-quiani, Espinar, demuestra una ocupacion
temprana a la ocupacion Tiwanacu.
Orinen del Imperio de los Incas
El origen del Imperio de los Incas, está envuelto de leyendas y relatos
mitológicos que hacen imposible determinar con exactitud la veracidad de los
hechos, período de oscuridad histórica que se extiende hasta los primeros
Incas, por lo que resulta muy difícil establecer en que momento quedo la región
de Puno incorporada efectivamente al Imperio y cuales fueron los Incas que
incursionaron en la región para someterla.
Se cree que cuando se inició la expansión del Tahuantinsuyo las tribus del
Altiplano habían formado pequeños reinos que mantenían enconadas luchas entre
sí, demostrando un espíritu bravío que se mantuvo aún después de haber sido
sometidos al gobierno del Imperio.
Según Inca Garcilazo de la Vega, fue Mayta Capac el primero en intentar la
conquista de la región tratando de someter a los Collas, con los que llego a un
acuerdo amistoso ante las dificultades de doblegarlos militarmente.
Se afirma también que el primero en extender hasta allá el dominio imperial fue
Lloque Yupanqui, al que se le atribuyó la construcción de la fortaleza de
Pucará y que Mayta Cápac continuó su campaña llegando hasta el Tiahuanaco.
Al dividirse el Imperio en cuatro suyos, el Altiplano formo el Collasuyo,
región que mantuvo en constante atención a los Incas por el carácter rebelde y
levantisco de sus habitantes.
Los Incas vieron siempre la conveniencia de mantener allí la eficacia de la
administración imperial, por la gran riqueza minera de la región y sus
criaderos de llamas y otros auquénidos de donde procedía la mayor producción de
la lana para las necesidades del vestido.
Según algunos relatos de la época hubo un anciano descendiente de Curacas
Huancas que decidió proclamarse monarca con el nombre de Huancané, para vengar
la muerte de Atahualpa, pero murió sin ver realizados sus propósitos.
En el Cusco se enteraron los conquistadores de la riqueza minera de Puno y de
los muchos bienes que poseían los curacas de esa provincia, cuyos pueblos
conocieron pronto la codicia de los invasores y sufrieron los estragos de la
implacable búsqueda de tesoros.
Francisco Pizarro y un numeroso grupo de soldados pasaron al otro lado del lago
y llegaron hasta la región de los Charcas, de donde regresaron entusiasmados
por el botín que recogieron.
En 1546, la actual ciudad de Puno, era una aldea. Entre 1578 y 1583 fue un
reparto del Corregimiento de Paukarkolla.
En las luchas que siguieron a los años iniciales de la ocupación del territorio
por los españoles, las huestes de capitanes leales y rebeldes cruzaron muchas
veces los campos de Puno.
Hasta allí llevaron sus correrías Francisco de Carbajal y otros capitanes de la
conquista en Huarina, cerca del lago Titicaca, fue vencido Centeno por Gonzalo
Pizarro en último esfuerzo por recuperar el terreno perdido ante el ímpetu de
la Gasca
Los historiadores y Comentaristas del pasado Puneño han cambiado la aseveración
de que la capital de este Departamento fue fundada por el Virrey Conde de Lemus
cuando fue a sofocar los disturbios de Laykakota.
Las famosas minas de Laykakota fueron descubiertas y explotadas en 1657 por los
hermanos Gaspar y José Salcedo, que en poco tiempo se convirtieron en los
hombres más adinerados. Se llegó a decir que la riqueza de Laykakota no era
igualada en América por la cantidad de plata que se podía extraer finalmente de
los mencionados yacimientos.
Aunque se les tenía por hombres generosos y desprendidos, la actitud
autoritaria, su ambición por ganar posiciones sociales y políticas; y su
menosprecio por personas que se consideraban importantes, originó malestar y
descontento contra ellos.
Según afirman algunos, los hermanos Salcedo fundaron la ciudad de Puno a la
usanza española, con el nombre de San Juan Bautista, cuando descubrieron las
minas de Laykakota en mayo de 1657.
No existe acta, ni documento que compruebe la fundación de Puno, pero es
evidente, según han señalado varios autores, que al lado de las minas de
Laykakota se formó otra población que adquirió gran importancia, llamada San
Luis de Alba, que llegó según algunos a tener
hasta 10 000 habitantes y que fue designada capital de la provincia de
Paucarcolla que así se llamaba entonces Puno.
El descontento de algunos sectores de esta población contra los hermanos
Salcedo originó el recrudecimiento de una tradicional rivalidad entre andaluces
y vascongados, momentáneamente aplacada cuando los españoles se vieron
obligados a unirse para defenderse de la rebelión indígena iniciada en la Paz
en 1661; en el curso de la cual los rebeldes asaltaron y saquearon Laykakota,
San Juan Bautista y otras poblaciones.
Pero restablecida la autoridad de los españoles se acentuó la división entre
ellos, generándose los graves disturbios que se iniciaron en 1665, siendo
Virrey el Conde de Santisteban, quien designó Gobernador al Conde Angel de
Peredo, que perdió la vida en los sangrientos sucesos, así como otras personas
de la localidad, entre ellas un jesuita, lo que contribuyó a aumentar entre los
grupos rivales.
Este fue uno de los graves asuntos que encontró el Conde de Lemus al hacerse
cargo del Virreinato por lo que decidió viajar a Puno. Drásticamente puso fin
al caos, mandando a ejecutar a José Salcedo y otros protagonistas de los
sucesos.
El Virrey mandó destruir la ciudad de Laykakota o sea San Luis de Alva y ordenó
que la capital se trasladara a San Juan Bautista de Puno, dándole el nombre de
Villa, con los nombres de Concepción y San Carlos de Puno. Este hecho originó
la creencia de que el Conde de Lemus había fundado la ciudad.
Se afirma que cuando el Virrey llegó a Puno, ya existía una población con sus
calles, la Capilla San Juan Bautista para indígenas, la Concepción para
españoles y mestizos, sobre la que después se edificó la Catedral. En la
actualidad existe la casa en que se alojó el Virrey, conocida como la casa de
Conde de Lemus.
Como se observa por los párrafos antes relatados, sobre la fundación de Puno,
existe controversias históricas y seguirá en debate tal hecho histórico en
tanto no se encuentre el acta o documento de fundación.
Según la tradición señala como fecha de fundación el 4 de Noviembre de 1668.
Por bando del 3 de Noviembre del citado año, Puno fue elevado a rango de Villa
con el nombre de San Carlos Borromeo de Puno, en Homenaje al Rey Carlos II y a
San Carlos Borromeo. El 4 de Noviembre de 1668, se oficializa el hecho con una
misa solemne celebrada en la Capilla de la Inmaculada Concepción. Es asi que
dicha aldea sufre una modificacion considerable a consecuencia del traslado de
la poblacion de Laykakota por efecto de enfrentamiento entre mineros españoles.
Al crearse el Virreinato de la Plata por Cédula Real del 1º de Agosto de 1776,
se incorporó a él la Audiencia de Charcas, dentro de la que estaba incluido
Puno. Pero en 1776 Puno, convertido en Intendencia, fue reincorporado al Perú
en atención a las dificultades que había en las comunicaciones con Río de la
Plata.
La Villa de San Carlos de Puno se desarrollo rápidamente y pronto sus
pobladores, que habían combatido la rebelión de don José Gabriel Condorcanqui,
solicitaron mercedes y privilegios para su ciudad. La corona le concedió el
título de Fiel ciudad de San Carlos de Puno, en tiempos del Virrey don Agustín
de Jáuregui.
En los años de la Independencia , una ola de inquietud conmovió el
departamento, que fue punto obligado de contacto entre los rebeldes patriotas
del Perú y los del Río de la Plata , y una y otra vez las huestes libertadoras
cruzaron su territorio.
Entre los notables sucesos de los primeros años de la República , se recuerda
la visita de Simón Bolívar en 1825, cuando José Domingo Choquehuanca, pronunció
en Pucará la más grande loa que se ha hecho al libertador: "Con los años
crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina"
En 1827, José de Santa Cruz estaba en vías de convertirse en presidente de
Bolivia y abrigaba la idea de fusionar su país con el nuestro. Para servir a
este propósito, fundo en Puno una logia masónica en la que pretendía reunir a
los hombres de ambos países que secundaran sus planes.
En los años iniciales de la República , Puno se convierte en campo de acción de
las rencillas de políticos peruanos y bolivianos que durante años mantuvieron
la región en estado de intranquilidad, sucesos que culminaron con la batalla de
Ingavi, en la cual los bolivianos invadieron el sur del Perú.
Puno sufrió verdaderos destrozos en sus poblaciones que quedaron indefensas
ante los desmanes de los bolivianos, que se extendieron hasta Tacna y Moquegua.
Esta situación terminó con el tratado de Puno, suscrito el 7 de Junio de 1842,
aceptando los bolivianos retirarse del territorio nacional.
La historia recuerda dos brotes separatistas surgidas en Puno. El primero fue
la propuesta de Francis Carrascón y Solá a la Corona de España para formar un
nuevo Virreinato con Puno como capital, teniendo en consideración la
importancia que por sus riquezas mineras había adquirido el Altiplano.
Más tarde, él en la República , el Prefecto Benito Lazo Trató de organizar una
reunión en Lampa con los prefectos del Cusco y Arequipa como un intento para
constituir un nuevo estado con los departamentos del sur, pero no le prestaron
acogida.
La navegación en el lago Titicaca, hecha en botes de totora desde hace muchos siglos,
vio las primeras embarcaciones a vapor en 1871, cuando se armaron allí los
vapores Yavarí y Yapurá, transportados a lomo de bestia desde Arica. Los
españoles habían llevado los primeros bajeles de madera en 1617. Desde hace
poco los lugareños comenzaron a utilizar embarcaciones con motores dentro y
fuera de borda.
Historia de
Puno: Cultura Tiahuanaco, Collas y Aimaras, San Carlos de Puno
Cuenta la leyenda que de las
aguas del Titicaca emergieron Manco Cápac y Mama Ocllo, míticos fundadores del
imperio de los incas. Lo cierto es que en la región de Puno se desarrolló una
de las culturas pre-incas más importantes, la Tiahuanaco, máxima expresión del
antiguo pueblo Aymara.
Entre los años 800 y 1200 d.C. el
altiplano, compartido hoy por Perú y Bolivia, fue testigo del desarrollo de la
cultura Tiahuanaco. Una civilización cuya influencia, especialmente en el
ámbito religioso, se dejo sentir en casi todo el territorio peruano. Con
destreza desarrollaron la arquitectura, la litoescultura, la cerámica y la
textilería, dejando en todas sus piezas, una iconografía religiosa que aún no
comprendemos a cabalidad. Al decaer el poder Tiahuanaco, diversas culturales
locales surgieron en sus antiguos dominios. Los Collas y Aymaras destacaron
sobre los demás reinos.
Los Incas, en el siglo XV,
entraron en la meseta del Collao conquistando violentamente a los grupos collas
que habitaban tanto la parte alta como las tierras bajas. Otros pueblos como
los lupacas, pacajes yazángaros optaron más bien por aliarse a los Incas y
establecieron vínculos de reciprocidad con los gobernantes cusqueños.
Los conquistadores españoles
establecidos en Cusco tuvieron noticias de las riquezas que guardaba la región
del Collao. Empezó así, la presencia hispana en el Altiplano.
A mediados del siglo XVII, el
control de las minas de Laycacota ocasionó terribles disputas. El propio virrey
Conde de Lemos viajó hasta la zona para pacificarla y fundó entonces la actual
ciudad de Puno con el nombre de San Carlos de Puno el 4 de noviembre de 1668.
Más tarde, durante el siglo XVIII, la población indígena de la región apoyó la
rebelión de Túpac Amaru y la de Túpac Catari, y exigió poner fin a los abusos
cometidos por las malas autoridades.
En el siglo XX los campesinos
puneños se levantaron nuevamente, esta vez con Teodomiro Gutiérrez Cuevas Rumi
Maqui
Huancané, Lampa, Melgar,Moho, San
Antonio de Putina, San Román,Sandia, Yunguyo.
CLIMA
La ciudad de Puno es de clima frío y semiseco. La temporada de
lluvias se inicia en octubre y concluye en abril. Latemperaturamedia anual máxima es 14,4°C (57,9ºF) y la
mínima 2,6°C (36,7ºF).
GASTRONOMÍA
Losplatos típicosdel Departamento de Puno son el chairo,
sopa hecha de carne de cordero; fricasé, hecho a base de carne de cerdo y mote
(maíz grande hervido) el cual se recomienda comerse cuando está muy caliente;
thimpo, plato hecho de cordero o pescado carachi (de la especie orestia spp), y
el muy nutritivo pesque, con quinua, queso y huevos.
FOLKLORE
Aunque se sabe que Puno posee más 350danzasregistradas, sus
expresiones musicales se distribuyen en varios tipos, aquí te daremos toda una
breve lista de las danzas más conocidas del departamento de Puno. Podemos
definir a las danzas nativas o autóctonas donde destacan los chacareros;
Llameritos o la danza de los criadores de llamas, quienes danzan simulando el
paso de estos auquénidos andinos; Carnaval de Capullani; Pinquilladas; Sicuris,
una danza ceremonial de origen de la época incaica muy bailada por los aymaras;
Vicuñitas, Unu Cajas, Mallku Condoriri, conocido como la danza del cóndor
sentado, entre muchas otras.
Tenemos
también la danza de Trajes de luces, muy bellas y coloridas por cierto; donde
destacan las morenadas o danza de los morenos que tiene cientos de años en
vigencia y sigue siendo uno de los más populares y vistosos; y las famosas las
diabladas, el mismo nombre lo dice es una danza que interpreta al ser maléfico
andino, el diablo. Se trata de una danza religiosa, preciosa, donde se recrea
un espectáculo coreográfico, considerado un ballet del pueblo por la cantidad
de intérpretes, la vestimenta vistosa y la perfección en sus coreografías.
Por si
no lo sabías, Puno, además de sus bailes típicos tiene mucho por ofrecer para
que disfrutéis de unos viajes plenos y satisfactorios. Por ejemplo, podemos
visitar al mayor lago navegable del mundo, el Titicaca, visitar ruinas de la
cultura Tiahuanaco que se posó en la zona hace miles de años, recorrer los
variados parajes altiplánicos o asistir a la más famosa fiesta popular de
todas, que hoy en día es reconocida como patrimonio cultural del Perú, la
Virgen de la Candelaria, que se celebra en el mes de febrero.
PUNO PATRIMONIO CULTURAL E INMATERIAL DE LA HUMANIDAD
Antes de la llegada de los españoles, la ciudad de Puno, era
una aldea, tenía como escenario la Bahía del Lago Titikaka, formaba una
población marginal localizada entre los linderos de los territorios de los
Kollas (Quechuas) al norte y los Lupacas (Aymaras) al sur.
A fines del Siglo XVI el sur de Puno, estuvo bajo el gobierno de los
Lupacas cuyo desarrollo alcanzó grandes avances en la agricultura, ganadería,
organización social y cultura. Por otro lado, la parte norte a partir de lo que
hoy es Juliaca, se encontraba en poder de los Kollas, cuyo dominio se
proyectaba desde los linderos del actual Puno, hasta las riberas del Rió Ramis
en el lado sur – oriental del Lago Titikaka. s
La ciudad de Puno era un modesto poblado de indios hasta que el Virrey
Conde de Lemos la convirtió en capital de la provincia de Paucarcolla, el 4 de
noviembre de 1668. Paralelamente cambió su antiguo nombre de San Juan Bautista
de Puno por el de San Carlos de Puno.
El periodo de paz había terminado en 1781 cuando las revoluciones indias
lucharon por su independencia como el dirigido por Tupac Katari. En la guerra
de la independencia al principio del siglo XIX Puno se convirtió en una ciudad
importante de conexión entre el Perú y Rió de La Plata en Argentina.
Después de la independencia en 1821 Puno fue la escena de la batalla
entre Perú y Bolivia, ocupando estos últimos los territorios peruanos hasta
Tacna y Moquegua, hasta la firma de la convención de 1847.
El puerto de Puno cuenta con vapores que datan de inicios de la
república, los que fueron transportados desde Arica (Chile) hasta el Lago
Titikaka para el transporte del minerales y pasajeros desde Bolivia, los mismos
que se conservan el día de hoy, así mismo se construyó un ferrocarril que
interconecta los departamentos de Cuzco y Arequipa que igualmente siguen en
servicio.
·A segunda mitad del siglo XVII (1657) el Virrey Conde de Lemos (Pedro
Fernández de Castro) traslada el puerto de San Luís de Alba, hacia lo que hoy
es Puno y funda la villa de las Inmaculada Concepción y San Carlos de Puno el 9
de noviembre de 1663 y el 4 de noviembre de ese año, lo declara capital de la
provincia de Paucarcolla (fecha que se celebra cada año). Luego de haber
sofocado un enfrentamiento entre españoles por las famosas minas de Laykacota,
las mismas que fueron enterradas y ejecutados los hermanos José y Gaspar
Salcedo.
La provincia de Puno fue creada por un decreto del 2 de mayo de 1854 y
es capital del departamento hoy Región Puno.
En la ciudad de Puno, en el sur oeste, hay una gran
infraestructura de la colonización: su nombre es San Luis de Alva. Algunos
historiadores han llegado a la conclusión que fue una instalación minera para
la extracción de plata.
EL PUEBLO DE SAN LUIS DE ALVA Asociado al auge minero se
formó el pueblo minero de San Luis de Alva. En menos de una década, de simple
campamento minero se convirtió en capital del corregimiento de Paucarcolla.
Este pueblo ostentó tal privilegio once años, hasta el develamiento de la
rebelión de Laykakota, que trajo consigo su destrucción y el traslado de su
población. En 1770 Cosme Bueno decía: “sirvió de Capital, desde el año de 1657,
el asiento de este mineral con el nombre de San Luis de Alva, hasta el año de
1668”. El pueblo de San Luis de Alva en su máximo esplendor, contó con una
población superior a los 10 000 habitantes.
Gran ciudadela española, se estima que fue un tipo de
centro minero hispánico creado por orden de Gaspar y José de Salcedo, los
famosos Hermanos Salcedo fundadores de Puno, que en ese momento era llamado San
Luis De Alva, de donde se extraía plata.
Las minas de Laykakota fueron descubiertas el 1 de mayo
de 1657 por José de Salcedo, bajo una laguna ubicada entre los cerros
Cancharani y Cerro Negro. Se dice que fueron reveladas por Malika (hija del cacique
de Laykakota y descendiente de Cusi Coyllur) a su esposo José de Salcedo.
Rápidamente los Hermanos Salcedo trabajaron la veta con tanto ímpetu y tal
suerte que descubrieron que era riquísima, convirtiéndose en los hombres más
adinerados del virreinato.
Batalla de Laykakota
El 28 de octubre de 1661, tuvo lugar una batalla entre
mestizos sublevados de La Paz y españoles fieles a la corona. Los sublevados
asesinaron al corregidor de aquella ciudad, así como al corregidor de Carabaya,
Don Juan de Ortega e hiriendo de gravedad al alcalde paceño Don Antonio Vaca
Dávila saqueando sus casas, soltando de la cárcel a presos y destruyendo
haciendas de particulares, siendo cabecilla Juan de Vega. Se encaminaron a
Laykakota y San Antonio de Esquilache. Muchos mestizos de los confines del
Cusco a Potosí se les unieron y otros amenazaron seguir el ejemplo.
El capitán de Laykakota, Pedro de Arquinigo junto al
asistente general Francisco de Guzmán y Toledo, gobernador de Chucuito,
lograron, al mando de la gente de Laykakota, oponerse con más de cien hombres
españoles, a los alzados. Gaspar de Salcedo pagó el sustento y las armas de los
asediados e incluso a su costa, hizo piezas de artillería, a imitación de las
que se hacían en Chile. Los rebeldes saquearon Chucuito, después de matar al
cacique gobernador de ese lugar; y llegaron a quemar las moliendas de plata de
Huarumpampa y el trapiche que Gaspar de Salcedo tenía a media legua de
Laykakota.
Luego de la batalla de Laykakota y vencedores los
Hermanos Salcedo, a Gaspar de Salcedo se le concedió el título de Maestre de
Campo y el virrey Diego de Benavides y de la Cueva, conde de Santisteban, le
dio las gracias por sus servicios.
Destrucción de la ciudad
Los hermanos Salcedo fueron partícipes de los disturbios
de Laykakota, originada por las diferencias entre andaluces y vascos, los dos
grupos más importantes que habitaron la ciudadela.
El 3 de agosto de 1668, llega a San Luis de Alva Pedro
Antonio Fernández de Castro cuyo recibimiento, fue (según las historias)
apoteósico, las calles de la ciudad fueron cubiertas con barras de plata, se
levantaron arcos ornamentales con flores y adornos de plata. Los disturbios
fueron finalmente sofocados por el virrey Pedro Antonio Fernández de Castro,
Conde de Lemos sin disparar una sola bala. El 12 de octubre de 1668 los
Hermanos Salcedo fueron sentenciados, sus bienes embargados y dictada la
destrucción de la ciudad. Más de tres mil hogares fueron incendiados, el
terreno de la ciudad fue asolado echándole sal, más de cien personas fueron
ejecutadas y más de dos mil fugaron.
La historia cuenta que la doncella aimara Malika, esposa
de José de Salcedo, mandó anegar las minas en venganza al trágico final de su
esposo y que, cuando el mismo conde quiso reabrir las minas bajo propiedad del
rey, con la esperanzas de sus futuras riquezas vio que las minas estaban
totalmente inundadas e impedía toda labor fructífera. Aunque la opinión de Don
Antonio de Ulloa, atribuye esta anegación a la constitución misma del terreno,
agravada por las frecuentes y bruscas paralizaciones que las labores sufrieron
durante toda esta época.
Una vez concluidos los asuntos del virrey en esta parte
del Alto Perú, partió rumbo a Copacabana.
Conclusiones
San Luis de Alva fue construida con el deseo de lograr
una metrópolis, pero al final el intento fue sofocado por el virrey, quien
luego de destruir la ciudad desplazó a los habitantes al pueblo de Puno,
dándole el título de villa y agregándole el nombre de San Carlos de Puno, en
homenaje al rey Carlos II de España el 4 de noviembre de 1668.
Hoy en día, sólo quedan las ruinas del Fuerte de San Luis
de Alva, construida por José de Salcedo como defensa de la ciudad ante posibles
asedios.